Hoy siento que nací a la vida.
Gracias a tu presencia.
Saliste como un sol
a iluminar mi existencia...
Amaneció para mí un día;
con tu afecto,
te hiciste poco a poco
mi luna, mi firmamento,
Mi alegría.
Fui semilla
que germinó en tus manos.
Fruto del árbol de vida,
que maduró en tu boca,
a besos...
Fuiste flor que abrió sus pétalos
para acogerme como abeja,
en noches de amor apasionadas.
¡Maravillosas!
De ti, extraje las mieles y delicias
que me ofrecías.
Fui dichoso en tu panal.
Tu amoroso cuerpo.
Nuestra cama,
fue colmena amorosa.
Donde mil veces
te hice mi reina...
Allí fuí tuyo.
Un atardecer llegó y en ti
me encontré un vergel,
fuí corcel que recorría tu pradera,
desbocado en mil caricias.
Vendaval hambriento,
perdido en tus cañaverales.
Seguía tu olor,
te rastreaba como sabueso...
¡Te amaba con grandeza!
El viento me llevó en sus alas...
Enamorado llegué a tu mar.
¡Tú mar!..
El que tanto buscaba.
En tu mar, mi poema supo a sal,
a historias de amantes,
quemados en la arena.
Nos amamos en cualquier playa.
Libres gaviotas en solitarias islas.
Tu amor se sintió fuerte,
como volcanes marinos
que su sed calmaban
al besar las olas...
Se inclinó el sol al atardecer.
La noche vi caer.
Fuiste mi manantial.
Mi cascada de luceros.
Mi cielo abierto,
de luna coronado...
Me perdí en tus galaxias,
me refugié en tu cosmos,
fui feliz en tus agujeros negros.
La noche me llevó a tu eternidad.
Fuimos infinitos como esa noche.
Hoy,
saciada está la sed que tenía de vivir.
Gracias a ti.
Dulzura hecha mujer.
Ternura de ángel.
Hoy,
en la vejez de mis días,
me aferro a tu nieve perpetua.
Tu cabello blanco,
se confunde con tu vestido.
Me aferro aun a tu calor,
a tus manos,
aun llenas de frescura.
Como el primer día.
Cuando para mí
salió el sol.
Que eres tú.
Mi canción de amor,
mi humilde versión enamorada.
Poeta que sólo a ti canta mi amada.
Mi bella, mi pasión, mi ilusión,
Tu grandeza...
Mi voz se aquieta ante ti,
te beso y con estas rosas
te dejo amor:
"Mi poema."...
