Estoy enfermo de tí,
con una simple palabra
me has robado la salud,
con un simple roce
has contagiado mi cuerpo,
con tu simple y sincero cariño
has envenenado mi alma,
con tu cálida y agradable compañía
has llenado mi tiempo;
y cuando parecía
que siempre ibas a estar,
cada día,
de repente faltas,
¡no estás!
¡desapareces!
y no sé nada de tí...
y te hecho de menos
pues de golpe me dí cuenta
del hueco tan grande
que ocupas en mi vida
y que no es mía,
que es irreal,
si tú no estás.